Pieles hidratadas.

Mantener la piel  hidratada o en  buen estado no sólo depende de factores hereditarios o de no sufrir alteraciones cutáneas o enfermedades crónicas; el secreto para lograrlo está en cuatro hábitos claves: los cuidados que le dediquemos con el uso de cremas, que mantengamos una buena alimentación, el consumo de por lo menos dos litros de agua diarios y llevar una vida sana, alejada del tabaco o el cigarrillo y el alcohol.
La piel se hidrata básicamente para mantener una adecuada barrera cutánea, compuesta principalmente con agua y lípidos. Existen excelentes cremas para hidratarla, las cuales tratan de aportar o suplir a las personas los componentes de esa barrera; las que están en boga son las que contienen ceramidas.
Lo importante es que se sepan seleccionar y utilizar estas cremas, ya que para una piel normal básicamente se puede usar cualquier crema, pero la piel seca es indicio de que la persona puede tener alguna enfermedad subyacente o crónica o una condición genética, por lo que debe usar las cremas adecuadas. Ante la duda de cuál crema usar, lo ideal es acudir al especialista.
Las cremas deben usarse desde la más temprana edad. Antes de la pubertad y después de la menopausia la piel tiende a resecarse, por lo que debe hidratarse con cremas más de dos veces al día.