Divas las mas famosas.

Un día 24 diciembre, pero de 1922, nacía una de las divas de Hollywood más famosas y mimadas por la prensa mundial. Ava Gardner nunca fue una actriz de grandes condiciones, pero tampoco, hay que decirlo, una linda más del cine norteamericano. Lejos del calor gitano de Rita Hayworth y de la distinción británica de Grace Kelly, Ava era más bien una esfinge de belleza perturbadora. Un libro de fotografías recientemente publicado en México actualiza su inmortal belleza.

Su estilo y personalidad, atributos naturales pero también trabajados astutamente por la industria, la colocaban en el sitial de la mujer misteriosa y temible, una presencia inquietante, un hermoso reptil acechando en la maleza, una hipnotizadora letal. Nunca abandonó su cabellera negra y lustrosa que hacía brillar como esmeraldas sus grandes ojos verdes y nunca dejó, guionistas mediante, que sus galanes durmieran cerrando del todo los suyos: siempre lo hacían dejando uno en discreta vigilancia. Peleó por su carrera, no se conformó con ese destino de afiche que parecía marcarla y pidió, con poca fortuna, que le dieran papeles de letra importante. En general, tuvo que conformarse con productos convencionales donde ponía su intensa sensualidad pero donde el protagónico verdadero era del actor. Dos de esas aventuras fueron africanas y de gran éxito, ambas le sirvieron para afianzar su presencia en la pantalla elevando la cotización de su salario: Mogambo, con Clark Gable, y Las nieves del Kilimandjaro, con Gregory Peck. Sin embargo pudo darse el gusto cuando la convocaron para La noche de la iguana, sobre la obra de Tennessee Williams, un autor cuyo prestigio jerarquizó el film y su reparto.  Pero ni Detroit con sus coches ni Hollywood con sus estrellas cambiaban el modelo hasta que dejara de venderse. Y la Gardner vendía de ese modo, con una mirada oblicua en el espejo. En México, el fotógrafo Francisco Cano acaba de publicar "Dias de Cano" donde la retrata junto a otras grandes leyendas de Hollywood, Ava se retiró del cine a los 43 años para sólo reaparecer en La noche de la iguana. Había pisado por primera vez la "Meca del Cine" el 23 de Agosto de 1941, con tan sólo 18 años.  

Con Burt Lancaster en Los Asesinos, de Robert Siodmark

En lo personal, el periodismo imprimió toneladas de papel difundiendo dos de sus adicciones más vertiginosas: el gin y Frank Sinatra. Las dos la enfermaron, pero ninguna la mató. Murió el 25 de enero de 1990 de pulmonía en el paquete barrio londinense de Wenminster. Es cierto, en pleno invierno inglés, pero no faltó quién atribuyera ese enfriamiento póstumo al hielo de sus martinis.