Cuando el Amor se Acaba.

Según algunos psicólogos la mujer tiene un sexto sentido que le permite percibir, antes que el hombre, cuándo el desamor se ha apoderado de la relación. Esa intuición que tenemos las féminas, nos habla y nos hace saber que la llama del amor se está apagando.

 

No soportar que nuestra pareja nos toque, no tener ya relaciones sexuales, ya no sentir por él la misma admiración que antes, lo que en un comienzo adorábamos de él ahora nos resulta insoportable, convivir a su lado nos resulta cada vez más pesado, son sólo algunas señales de alerta que vemos dentro de nuestra relación.

 

Para una de nuestras lectoras, quien nos escribió vía Facebook, el desamor toca a tu puerta cuando: “Aún si estamos solitas en casa no tenemos ganas de que nuestro chico llegue, aunque queramos salir a comer preferimos invitar a una amiga que a nuestra pareja y queremos compartir más con otras personas que con él…

¡Porque cuando estamos enamorados, sólo queremos que el tiempo al lado de esa persona especial no termine nunca!”

 

Víctima o victimario

Cuando el amor muere, surge la disyuntiva de quién de los miembros de la pareja es realmente la víctima. Por regla general, pensamos que la persona que todavía sigue amando es la que más sufre, pero ¿es esto realmente cierto?

 

La realidad es que cuando comenzamos a sentir que nuestro afecto se ha esfumado, también empezamos a vivir en agonía. Los sentimientos encontrados hacen de las suyas, pues entran en juego los estereotipos que nos hemos formado a partir de nuestra educación, formación familiar, círculo social, nivel profesional y creencias. Estos pueden convertirse en una verdadera tortura, sumando a esto el remordimiento de sentir que vamos a lastimar al otro.

 

Lo que sí debemos tener claro es, que una vez que hemos detectado la fractura en el amor, no resulta conveniente continuar con la relación, pues ello puede ser más dañino de lo que pensamos, aún si hay hijos de por medio y un matrimonio de muchos años. Además, no es honesto con el otro ni con nosotras mismas. Es preferible tomar la decisión de separarnos a tiempo y así permitirnos cerrar ese capítulo para poder seguir adelante con nuestras vidas.